Cuando nacemos, nuestro ADN comprende más que genes, en nuestro cerebro se aglutinan células nerviosas que componen nuestro temperamento, para luego formar nuestro carácter. El temperamento es innato, y puede ser sanguíneo, colérico, flemático o melancólico, se caracteriza por ser la esencia de nuestra personalidad, que comprende también la conformación del carácter. El carácter se forma gracias a la interacción con las personas que están presente durante la primera etapa de nuestra vida.
En la mayoría de los casos, formamos nuestra personalidad de acuerdo a la visión que tienen nuestros padres o tutores sobre la vida y gracias a las experiencias que vamos adquiriendo al interactuar con otras personas, a veces pasamos por situaciones muy difíciles que pueden crear miedos, prejuicios y formas de ver la vida que marcan nuestras acciones y decisiones, que muchas veces pueden no beneficiarnos integralmente y mantenernos en un estado de temor, culpa, inadecuación e insatisfacción con nuestra propia existencia.
Por ello muchas veces nos encontramos en situaciones o en lugares donde realmente no queremos estar, como un trabajo o una relación que solo nos hace sentir infelices.
Afortunadamente existen maneras de reprogramar nuestra mentalidad y re aprender a percibir los eventos que nos suceden para tomar mejores decisiones, tomando esas enseñanzas que no nos permiten avanzar y dejarlas atrás, para tomar un camino de abundancia, en el cual logremos concretar nuestros sueños más profundos y aprovechar los dones recibidos para tener paz mental y las mejores relaciones humanas.
Te invito a participar de las oportunidades ofrecidas en esta plataforma, para cambiar tu vida y ser la persona que cumple sus metas con principios y estrategias que han mejorado la vida de otras personas y que se pueden aplicar a tu historia personal.